Otro sueño más
Otro sueño más...
Otra ilusión, otro deseo, otro lugar, otro momento.
¿Qué es esta ilusión?
¿Qué es esta emoción?
¿Qué es este suspiro, este bombeo en mi corazón?
Ahí estabas, ahí me acechabas...
Eres dueña de nada...Dueña del vació de mis pensamientos, dueña de los trozos de mi corazón, dueña de mis suspiros desganados, dueña de mi olvido y desprecio.
Eres dueña, la única dueña de mis sueños.
Tomábamos un taxi....
Mejor dicho me empujabas hacia el y me obligabas a entrar.
El auto andaba solo, no había conductor, ni maquina que lo guiara. Solo avanzaba.
Tu deseabas escapar. De que, realmente no lo sé. Pero deseabas escapar.
No lo hacías porque te persiguieran, no lo hacías porque estuvieras atemorizada o aterrorizada de algo...o alguien.
Escapabas porque querías con todo tu ser el estar conmigo. Porque tus deseos de sentirme cerca te acuchillaban, y los deseos de besarme y acariciarme te recorrían el cuerpo y te torturaban...te dejaban sin respirar.
Apenas entramos te abalanzaste. El deseo no aguantaste y comenzaste a acecharme. De tus ojos brotaba pasión, lujuria y deseo...fluido que acabo con nuestra ropa de la cintura para arriba.
Me recostaste y te acostaste encima mío. Comenzaron los besos. Pequeños pedazos de ternura. Nuestras manos se unieron bajo la suave mezcla de piel y sudor.
Como si hubieras escapado toda tu vida de ese destino, te apoyaste en mi pecho y descansaste.
Cerraste los ojos, y sentí tu sensación de agrado...de tranquilidad.
“¿Por qué me haces esto?”-te pregunté- “¿Por qué me atacas en sueños?”
No tuve respuesta. Solo suspiraste.
Te incorporo, decidía irme y lo primero era vestirme.
Pero no me dejaste. Tiraste la polera por la ventana, y por mas que quisiera...no pude enojarme. Me encantaba esa actitud de niñita traviesa.
Guardaste ese momento solo para nosotros. Solos tu y yo, para amarnos y olvidarnos del resto.
Sin previo aviso todo cambio.
Estábamos con nuestras ropas en su lugar y cada uno en el extremo del asiento.
Vació nos separaba. Solo un vació de comunicación.
Llegábamos a la entrada de un departamento.
Nuestra nueva casa.
Tu y tus locas ideas nos llevaron a vivir solos, en un pequeño edificio.
Pero al parecer la dueña de ese departamento no eras ni tu, ni yo.
Pertenecía a el.
A el que en la realidad si le entregas tu amor. El que no tiene que esperar mas de una hora para sentir tu amor, en vez de este pobre muerto de amor, que espera cada sueño, dieciséis horas, un minuto y treinta y cuatro segundos, solo para poder poseerte por unos pocos minutos.
El chofer, que no se de adonde aparecía, se ponía a tu lado y te ayudaba a bajar las cosas de la maleta.
Tu abrías la maleta mientras no sabías que decirle al dueño de tu corazón, que mentira decirle esta vez para no ser descubiertos, mientras yo todavía pasaba desapercibido dentro del auto.
“Buena weon ! ¿Cómo estay’ ?”- le dije sin asco ni sabor a vergüenza al bajarme del auto.
De inmediato su cara enojada paso a ser de terror.
“Que chucha hacías con este weon,!!”- le grito en la cara.
Ella no respondió.
Entonces la ayude un poco, la volví a despedir de mis sueños.
“No pensi’ weas, me encontre en la calle con ella y la ayude a traer sus cosas”
Después de eso la mire por última vez, y me limité a caminar.
A caminar lo mas lejos de esa pareja. De esos fantasmas en mi imaginación...en mis sueños.
Solo olvidando, olvidando y pensando...que hacer para no volver a tener otra visita, otra experiencia como esa...porque cada vez que despierto con el sabor de tu boca y el espejismo de tu cara en el espejo...siento que el mundo se acaba, que la vida se me acorta...que no quiero estar mas aquí solo....que solo deseo estar nuevamente a tu lado.
Otra ilusión, otro deseo, otro lugar, otro momento.
¿Qué es esta ilusión?
¿Qué es esta emoción?
¿Qué es este suspiro, este bombeo en mi corazón?
Ahí estabas, ahí me acechabas...
Eres dueña de nada...Dueña del vació de mis pensamientos, dueña de los trozos de mi corazón, dueña de mis suspiros desganados, dueña de mi olvido y desprecio.
Eres dueña, la única dueña de mis sueños.
Tomábamos un taxi....
Mejor dicho me empujabas hacia el y me obligabas a entrar.
El auto andaba solo, no había conductor, ni maquina que lo guiara. Solo avanzaba.
Tu deseabas escapar. De que, realmente no lo sé. Pero deseabas escapar.
No lo hacías porque te persiguieran, no lo hacías porque estuvieras atemorizada o aterrorizada de algo...o alguien.
Escapabas porque querías con todo tu ser el estar conmigo. Porque tus deseos de sentirme cerca te acuchillaban, y los deseos de besarme y acariciarme te recorrían el cuerpo y te torturaban...te dejaban sin respirar.
Apenas entramos te abalanzaste. El deseo no aguantaste y comenzaste a acecharme. De tus ojos brotaba pasión, lujuria y deseo...fluido que acabo con nuestra ropa de la cintura para arriba.
Me recostaste y te acostaste encima mío. Comenzaron los besos. Pequeños pedazos de ternura. Nuestras manos se unieron bajo la suave mezcla de piel y sudor.
Como si hubieras escapado toda tu vida de ese destino, te apoyaste en mi pecho y descansaste.
Cerraste los ojos, y sentí tu sensación de agrado...de tranquilidad.
“¿Por qué me haces esto?”-te pregunté- “¿Por qué me atacas en sueños?”
No tuve respuesta. Solo suspiraste.
Te incorporo, decidía irme y lo primero era vestirme.
Pero no me dejaste. Tiraste la polera por la ventana, y por mas que quisiera...no pude enojarme. Me encantaba esa actitud de niñita traviesa.
Guardaste ese momento solo para nosotros. Solos tu y yo, para amarnos y olvidarnos del resto.
Sin previo aviso todo cambio.
Estábamos con nuestras ropas en su lugar y cada uno en el extremo del asiento.
Vació nos separaba. Solo un vació de comunicación.
Llegábamos a la entrada de un departamento.
Nuestra nueva casa.
Tu y tus locas ideas nos llevaron a vivir solos, en un pequeño edificio.
Pero al parecer la dueña de ese departamento no eras ni tu, ni yo.
Pertenecía a el.
A el que en la realidad si le entregas tu amor. El que no tiene que esperar mas de una hora para sentir tu amor, en vez de este pobre muerto de amor, que espera cada sueño, dieciséis horas, un minuto y treinta y cuatro segundos, solo para poder poseerte por unos pocos minutos.
El chofer, que no se de adonde aparecía, se ponía a tu lado y te ayudaba a bajar las cosas de la maleta.
Tu abrías la maleta mientras no sabías que decirle al dueño de tu corazón, que mentira decirle esta vez para no ser descubiertos, mientras yo todavía pasaba desapercibido dentro del auto.
“Buena weon ! ¿Cómo estay’ ?”- le dije sin asco ni sabor a vergüenza al bajarme del auto.
De inmediato su cara enojada paso a ser de terror.
“Que chucha hacías con este weon,!!”- le grito en la cara.
Ella no respondió.
Entonces la ayude un poco, la volví a despedir de mis sueños.
“No pensi’ weas, me encontre en la calle con ella y la ayude a traer sus cosas”
Después de eso la mire por última vez, y me limité a caminar.
A caminar lo mas lejos de esa pareja. De esos fantasmas en mi imaginación...en mis sueños.
Solo olvidando, olvidando y pensando...que hacer para no volver a tener otra visita, otra experiencia como esa...porque cada vez que despierto con el sabor de tu boca y el espejismo de tu cara en el espejo...siento que el mundo se acaba, que la vida se me acorta...que no quiero estar mas aquí solo....que solo deseo estar nuevamente a tu lado.